
Recuerdo las horas ilimitadas tras el sonar del segundero. Hoy el tiempo llena el vaso y sin sentido en porcentajes de vida, se suele decir que vamos a media cuota.
Fotos en analógico, el incumplimiento y el botón de apagado de una red social. Quizás, para los más cuerdos y osados, significa el mayor acto de rebeldía.
Manos ligeras, perdidas en pensamientos, y el modo avión exclama en azules el cielo.
Lo cruel de las jaulas y el sinfín de la escritura: las oraciones, la música, los versos, los diseños y las nuevas ideas. Ilimitados y tan limitados a la vez.
Llegará el día en que mis ojos vean ese reloj antes del adiós definitivo, y fundido en ese tic-tac, lo corto de la vida llamará a un nuevo mundo.
¡Qué corto es este momento!, como sobras de pan, fue destiñendo los abrazos, las sonrisas y las peleas. Todo fue olvidado, pero los grandes gestos y el alma en caminos eternos, que hablan de un Dios sanador y salvador, lo cambian todo cuando Él es el florero en el centro de nuestra mesa por siempre.