
Tales serán los cantos en aquellos días: los trozos de papel con letras y números, versículos que significan su todo, cenas y porciones como sustento, sus palabras reales y admirables, el pan más deseable y el paladar más refinado.
El corazón agradecido, los milagros más vividos e inimaginables. Solo ÉL y su Espíritu, un ser que libra de las llamas de un mundo que arde en temor, mentiras y libertinaje.
Mares y montañas, la sal dentro de lo insípido, la luz más armoniosa y el cielo contando coronas que en llamas de fuego sellan un puñado de héroes que extienden la historia, “once sobre cuarenta”.
Cantos, oraciones y poesías; declaraciones de fe, esperanza y futuro; defensas, discursos y pensamientos; persecuciones, escarnio y olvido; injusticias, hambres y dolores; llantos, angustias y muertes. Vida, pasión y clamor; himnos, armonías y ovaciones; su reino, designio y gobierno; soberano y eterno es el rey que vive y gobierna para siempre. Maranatha. Ven pronto.
“Y todos estos, aunque alcanzaron buen testimonio mediante la fe, no recibieron lo prometido; proveyendo Dios alguna cosa mejor para nosotros, para que no fuesen ellos perfeccionados aparte de nosotros.”
Hebreos 11:39-40 RVR1960